mis viajes

lunes, 1 de mayo de 2017

Me voy a cuenca !!!!!

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Con todo preparado para salir directamente a la estación de servicio donde había quedado con Carlos y ,podría haber sido con Alberto.
  Alberto no se presentó y decidimos iniciar el viaje Carlos y yo,  ya a esa hora hacía un frío que pelaba pero ninguno lo mencionaba , manteníamos ese silencio previo cuando se tienen ganas de iniciar la aventura, hablamos poco porque ninguno de los dos quería reconocer a lo que nos ibamos a enfrentar.
  Cada uno tenía su motivo , yo quería probar para el One Ride, en vistas de el viaje que me esperaba , y Carlos en el día de su cumpleaños quería comprobar si sería capaz de hacer el ride500 , así que llenamos gasolina al máximo,  Carlos marco los kilómetros en su candadito y yo marque en mi memoria ese momento.


  Salimos en dirección a la carretera de Madrid intentando no coger la autopista, aunque la verdad era difícil. Iniciamos una llamada telefónica para poder probar sus nuevos cascos bluetooth y así intentar no pensar en el frió que nos iba a machacar durante el viaje.
  Recuerdo que cuando subimos las curvas del puerto de Buñol le conté a Carlos como me salí en una curva subiendo cuando era joven iba a fuego con la Bandit 400, ahora con esta moto puedo ir poco poco y disfrutar de las carreteras y de los paisajes perfectamente. 
 Seguimos subiendo y poco a poco empezamos a sentir el frío como nos calaba hasta los huesos , al menos me ha comprado unos buenos guantes y venía más o menos preparado. Digo "mas o menos" porque no llevaba equipo de invierno y hacia 3 grados de temperatura.
  
 La marcha se hizo muy agradable y la luz era perfecta porque aunque hacía frío era un día totalmente despejado en la carretera después de pasar las curvas  con las que subes a la parte churra de Valencia se llenaba de rectas infinitas con vistas impresionantes al verde de los prados y campos ya mesetarios.

 Fue cayendo Uriel, Requena y nos fuimos acercando a la zona de los pantanos. Paramos en un sitio para hacernos unas fotos los dos y con un subidón tremendo, nos encantaba lo estaba pasando y lo estábamos pasando muy bien. 


  Aprovechamos el café para contarnos un poco nuestras historias porque realmente no nos habíamos conocido tal cual , todo de Carlos me gustó me pareció un tío prudente sensato y que sabe exprimir las partes bonitas de la vida. 


  Seguimos en dirección el pueblo de Víctor y ya se nos hizo un poco tarde acabamos llegando casi a mediodía . Al llegar al bar del pueblo nos recibieron como dos extraterrestres, pusieron la calefacción a tope cuando nos vieron que nos acercamos a la chimenea tanto que podíamos habernos quedado pegados a ella.

   Tomamos algo y charlamos como siempre cuando me encuentro a Victor ,solo que esta vez los chavales ya están muy mayores. 
  Nos dirigimos hacia Cuenca y ahí empezó lo bueno.  Primero  las curvas magníficas por un vallecito antes de llegar a Cuenca y luego al parar en  Fuentes restaurante los cazadores a comer. Nos pusieron en una mesa al lado de radiador y dos platos seguidos de caldo ardiendo, ya entrando en calor se inicio con Carlos una de esas conversaciones de motero de verdad , preparando el viaje , hablando de las motos y las carreteras,  un momento muy agradable.


  Salimos recuperados del frío pertrechamos las motos y nos pusimos en mente hacer el resto del viaje de una sentada, y allí nos fuimos directamente hacia abajo, directamente hacia Valencia cruzando las Hoces del Cabriel y el río Turia.

  La tarde sin coches ,la luz nítida , la moto, la compañía , el aire limpio y el valle verde, era como estar dentro de un anuncio .Con esa luz y claridad todo se veía en HD , la carretera ,los ríos, las curvas iban pasando y la moto cumplía todas las expectativas cada vez me resulta más entretenido y divertido conducirla. A veces iba detrás de Carlos y otras adelantada para hacerme unas cuantas curvas un poco más rápidas ,paramos en un arroyuelo a hacernos fotos con la cara radiante de alegría por los cientos de kilómetros de placer que llevábamos.


   Las carreteras no podían ser mejores, bien asfaltadas amplias y además no había nadie , llegamos a calles y a la zona de Valencia al atardecer y ya anocheciendo entramos por Ademuz y casinos.
Allí fue cuando mi amigo Norgay cumplió sus primeros 1.000 Km, " parece que fue ayer cuando lo bauticé".


  Me despedí de Carlos esta vez ya cómo se despide a un buen amigo, sabiendo que nos vamos a volver a ver y a  retomar este momento pase el tiempo que pase.
 Y como aún estaba en mi querida Valencia, aproveché para darme poco de baño de familiaridad y sin avisar toque a la puerta de José y Delia , los dos me ofrecieron solo lo que unos amigos pueden ofrecer, hacerte sentir tan bien como en casa.

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